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I Fought The Law

Golpe tras golpe

Hasta al peor entretenimiento llegó la guerra fría en los 80. Observen, observen que público. Por cierto, de la pareja de supuestos luchadores soviéticos, uno era canadiense y otro estadounidense -entre esto y lo del tanque, alguien me va a acabar de coger mucha manía, dicho sea de paso-.

Un cúmulo de coincidencias han hecho que acabe pensando en escribir algo sobre los hormonados sujetos que protagonizan los shows de Wrestling, conocidos más popularmente como lucha libre americana o el pressing catch.

Tras años, lustros diría yo, sin saber nada de esos personajes de tebeo materializados en auténticos malabaristas de circo, un día ví en mi entonces faena de kioskero que, de repente, me llegaban álbumes de cromos, revistas y demás complementos protagonizados por los susodichos amigos de los esteroides y los piensos compuestos. Eso sí, el enigmático logotipo de la Word Wrestling Federation, ese que muchos nos afanábamos en dibujar a la perfección en horas de aburrimiento en las hojas de nuestros carpesanos en octavo de EGB, cambió por unas desconocidas siglas, WWE, de las que todavía desconozco su significado y no me aventuro en descrifar.

Has de adaptarte al mundo simbólico de tus alumnos cuando expliques en clase, me dice mi profesor del curso de profesores de secundaria. Pues ahora a los chavales les va la lucha libre americana, dice una compañera de clase. Alucino pepinillos. Se ha puesto de moda el pressing catch otra vez, nombre con el que bautizamos ese supuesto deporte al identificarlo, erróneamente, con el nombre del programa de Tele 5 que lo ofrecía para nosotros. Tele 5, esa querida pantalla amiga que curtió de manera indeleble y dañó nuestra adolescencia de forma irreversible con las primeras sobredosis de telebasura.

Ante el retorno de estos mancebos hiperhormonados como elemento de culto por parte de los adolescentes, me sentí como Disco Stu en el hipotético momento que hubiese descubierto que el funky y la música discotequera se había puesto de nuevo de moda a mediados de los 90 gracias a Jamiroquai. La sensación de Dejà Vú es acongojante. Pero si hay algo más espeluznante, es observar un detalle generacional que solo uno puede ver con la distancia que otorga el tiempo. Aparte de la evidencia demencial de que esos tíos no sólo no se golpean –bueno, miento, el agresor siempre da un sonoro golpe en el suelo al simular sus impactos, para reforzar la idea de veracidad- lo grave de todo es percatarse que dicho producto circense nosotros lo consumimos cuando toca. Es decir, de los 11 a los 15 años. En una actitud que en edades más avanzadas nos haría ser pasto de chiste homófobos y sobre nuestra tendencia sexual, adorábamos a esos tíos sudorosos, de curtidos pectorales y extravagantes disfraces. No voy a entrar en los favoritos de cada uno, pero para nosotros era una versión para mayores de la programación infantil. Sin embargo, ayer domingo, mientras pillé al azar una retransmisión del ahora por visto campeón del mundo, observé al público. Y no, no eran padres acompañando a sus hijos. Los asistentes, que se dejan su pasta, era todo población adulta; y probablemente blancos-anglojasones-protestantes, enfurecidos, orgiásticos, enervados o exultantes de excitación al ver que a su querido Batista le acaban de propinar un duro golpe en el bañador.

Mire usté, yo es que no quería generalizar. Pero… ¿qué clase de mentalidad puede tener el que sigue viendo, a pesar de los años, un espectáculo de circo que encima no tiene nada de educativo, sino que se basa en el slapstick de toda la vida? No tengo cifras de cuantos asistentes pueden tener una gira anual por Estados Unidos de la WWE. Ni quiero atribuirles de inmediato infantilismo mental, ni síndrome de Peter Pan. Ni hacer un cálculo de estulticia cultural por habitante en los EEUU por ello. Déjenme, al menos, sospechar de un país cuyo ciudadano medio tiene, entre otros, un ocio tan vibrante y inspirador a edad adulta.

Edito: La "E" significa Entertainment. Por lo visto, tras años de negar que los resultados de los combates estuvieran planeados de antemano y empeñarse en que eso era un deporte real, los organizadores admitieron que el show no deja de ser otra cosa más que entretenimiento circense, y cambiaron la F de Federación. ütil de saber si algún listo quiere equiparar esto con el fútbol profesional. He dicho.

Escuchando: Scrape - Unsane

2 comentarios

Antonio -

http://akirovigila.blogspot.com/2007/12/llamazares-l-no-le-votara-contra-el.html

Marianosuperstar -

¡Así que eso significa la "E" de WWE! Yo me lo preguntaba también.

Yo me enteré de que había vuelto el pressing catch cuando curraba en una tienda de videojuegos y todos los crios venian locos preguntando por el juego de lucha libre. Aluciné.

Lo he visto algún dia y por una parte es como cuando ves ahora el equipo-A y piensas "¿como podía no darme cuenta de que no muere nadie?". ¿No nos dábamos cuenta de que no se daban de hostias? Y aun así, creo que esta nueva edición es ya muchísimo mas artificial si cabe.

Y si, realmente no me puedo poner en el pellejo de los adultos que van a dejarse sus dólares por ver semejante espectáculo. ¿Seguro que no son papis que llevan a los niños?

Recuerdo cuando en la WWF, en plena guerra del golfo, el Sargento Slaughter (que fue antes? el luchador o el personaje-muñequito de los G.I.JOE?) se volvió "malo" y empezó a salir con la bandera de Irak al ring, renegando de los EEUU. Por supuesto, Hulk Hogan le dió pal pelo. Como acabarán los rusos, evidentemente.