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I Fought The Law

Working in the coalmine

Working in the coalmine

Burn, burn, yes ya gonna burn burn... al final todos absueltos. Claro

1- El otro día leí en un comentario a una noticia de la edición digital de Público una afirmación que creía en desuso:

“Yo soy juancarlista, pero no monárquico”

Creo que el término Juan Carlista  -que formalmente suena a evolución del carlismo, algo así como si un tal Juan hubiese enriquecido la doctrina de Zumalacárregui, algo así como Lenin lo de Marx— es aquel que usan los no suficientemente valerosos para definirse monárquicos- Se basan en que, dado que el Borbón es simpático, campechano, chistoso y buena gente, consideran que ello es suficiente para que viva como un rey. Con que ya de por sí si uno no forma parte de ninguna casa real –sentimentalismos aparte- es un poco absurdo defender la monarquía como jefatura del estado, implicarse en la militancia de que además sea un ser humano en concreto -el Citizen Juan Carlos- me parece más tonto todavía. No sales beneficiado en ninguno de los casos, más allá de cuestiones sentimentales y de cuentos de príncipes y princesas.

A ver cuando salen Tonistas y me consigo un trabajo en la administración indefinido, hereditario, y para toda la familia. Gracias al fervor popular además. ¡Yuhu!

 2- Cosas que se oyen  cuando viajo en ferrocatas (I)

Conversación entre dos docentes de económicas ubicadas a mi siniestra:

-Se ha abandonado la cultura del esfuerzo, ahora se lo regalan todo a los alumnos. El otro día vi un cartel en Letras que ponía “por qué hemos de pagar gestión académica si nos automatriculamos”. Y yo pensé, pues claro que hay que pagarla, no es sólo matricularse; gestionar un expediente vale dinero, cuesta trabajo, es mucho más que matricularse en la asignatura A con el profesor B. Es que no valoran lo que tienen (…)

Obviamente el personal de administración y servicios, dentro de sus funciones laborales, debe gestionar expedientes, introducir datos, y todo aquello que sea necesario. Y ello va a cargo del presupuesto de la Universidad, adjudicado por el gobierno, que paga sus salarios. Por tanto que hagan pagar a los estudiantes algo que no deberían solo responde a una voluntad de recorte presupuestario o externalizar gastos. Puse un morro y unos ojos de sorpresa, muy teatrales, de los míos, y vi como nuestra protagonista, una profesora de económicas, añadía como epílogo:

 -Claro que… no es tan sencillo, hay muchos más factores...

Poco antes, al decir a una estudiante la fecha de retorno del libro -4 de noviembre- que acaba de coger en préstamo observo como saca un billete de 5 euros encima de la mesa. En vez de noviembre había entendido euros y, sin perdir explicaciones, aceptaba que el tomar libros de una biblioteca  sea un acto de pago. Que podría ser, dado que la amenaza del copago existe y algunos podrían justificarlo con los mismos argumentos que acababa de oír a mis acompañantes.

-Ah! ¿Leíste el articulo del Santos en El País? Lo he colgado en la red para que lo lean mis alumnos de economía. Es muy interesante.

Yo sí, lo leí en el viaje de ida porque soy un maleducado y leo los diarios del de al lado por encima del hombro.  El autor, un catedrático de economía de la UB, defendía que habían dos tipos de capitalismo, uno bueno, y otro malo. El malo es depredador y ha provocado la situación actual, frente al cual reivindica un capitalismo primigenio, originario, en que –otra vez- el esfuerzo es recompensado con buenos salarios y vacaciones, y el trabajo bien hecho también. Yo creía que de por sí el capitalismo era depredación privada del trabajo ajeno, y que en su vertiente originaria si algo era precisamente era absolutamente inhumano, desde las 14 horas diarias hasta perder el trabajo si enfermabas. Despreciaba el pacto social, constatación de que existe una injusticia latente y que hay que llegar a acuerdos en las condiciones de trabajo y en la reparticion del producto del beneficio, tal como ahora desprecian los liberales la negociación colectiva y exigen el retorno a las relaciones laborales individualizadas, como se deja caer en la directiva europea de las 65 horasMuy bueno y utópico todo ello.Y más que un catedrático, un pajillero del sistema diría yo. "Como el colesterol, hay capitalismo bueno y malo".  Aunque también es El País, diario global de ideología anormal, no puedo esperar comentarios mucho más críticos. Usaré el esfuerzo –yihad en árabe- a ver si los Tonistas me liberan de este otro maldito obra y servicio que ando sufriendo. Amen.

 

2 comentarios

Colibrí Lillith -

Muy buen artículo.
Aún estoy en estado de shock por la chavala que te sacó 5 euros o.o

El tio Mariano -

Grandes estos posts de última generación.
Se nota que el fracaso del capitalismo nos espolea.