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I Fought The Law

Manolete, si no sabes torear, para qué te metes

Y es que ahora resulta que a mi ex profesor Arcadi le ha dado por la política. No sé yo dónde quiere ir a parar, pero todo me parece un inmenso brindis al sol. Siempre le consideré un brillante docente, y entre sus huestes de alumnos, pasé de ser pro- a anti-; y de contrario, a mirármelo con escepticismo. Porque sus paranoias personales son y serán de órdago. De la apreciación más o menos correcta siempre acaba llevándolo todo al paroxismo más extremo.
Sin ir más lejos, cuando Maese Espada cruzó su camino con el mío, se hallaba en plena yihad contra el pobre de Javier Bauluz. Nunca entenderé el porqué se ensañó tanto con él cuando, por mucha foto en diferentes ángulos que quisiera exponer como pruebas de que el joven fotógrafo mentía, con el tiempo concluí que Arcadi no tenía razón. Quizás el orgullo le impidó bajarse del burro. Ese orgullo que le haría olvidar hoy que en su día me acusó de demagogo, cuando le comenté que la edición digital de El País de pago no iba a ninguna parte.
Pero sus manías persecutorias proseguían, y lo encontré en plena cruzada por la Verdad. La misma le llevó a destripar titulares, a hacer sorna del trabajo de profesionales de la prensa, becarios, colaboradores y otros seres humanos usuarios del Quark Express, martirizados por encajar un titular en Times 16 en un espacio de 15 centímetros. La sorna del inquisidor que no necesita malvivir chapoteando en tinta e impresiones provisionales tachadas mil veces por correctores y redactores jefes. Del que hace mil siglos que no le salen ampollas en los dedos de manejar información contrarreloj. El cachondeíto del que desde su Torre de Marfil pontifica con la seguridad del que no se le puede reprochar nada, y de sus encíclicas salen libros, premios, y pasta gansa vía una editorial de similar nombre a su apellido.
Y seguimos. De la sana crítica a los tremendos excesos del pujolismo, pasó a ver nacionalistas por todas partes. Recuerdo una conversación que mantuvé con él acerca de Manuel Vázquez Montalbán. Lo acusaba de nacionalista, de vendido al pensamiento pujolista. El bueno de Manolo, como yo, pedía un estado federal. De la misma manera, le echó en cara el ver conspiraciones y la CIA en todos los lados, y de aplicar de manera chapucera el viejo método marxista en sus brillantes textos "Historia social y comunicación" y "Informe sobre la Información". Pobre Manolo, que lo afilió al PSUC en 1977 porque era una buena carta de recomendación para trabajar en Mundo Diario. Ojalá el carnet comunista sirviera para lo mismo hoy, me digo a mi mismo entre lástima y diversión.
Amistades peligrosas. Y invenciones, esas que tanto combate. Tuvo la santa desfachatez de afirmar en una de sus clases que la huelga de tranvías de 1951 fue obra exclusiva de falangistas, cosa que su amigo Gregorio Lopez Raimundo -para los no introducidos, histórico militante comunista catalán- le ratificó, tal como afirma en sus memorias. A los pocos días se lo comenté: yo también conozco a Gregorio, y eso que dijiste me lo desmintió categóricamente. De paso comprobé que no afirmaba eso acerca de los camisas azules, ni de lejos, en su obra "Primera Clandestinidad"
Proseguimos. Su blog a sueldo (que no enlazo dado que: 1- no creo que el hacerlo me dé más lustre 2-él no me enlaza a mí) es un compendio de sus obsesiones esquizoides habituales. De comentarios que creo yo muy acertados -su negación categórica de que la ERC de 2004 sea el PSUC de 1977- pasa con una facilidad pasmosa a textos crípticos. De reivindicaciones hipócritas -¿así que llorando a Hunter S. Thompson? ni un segundo de clase le dedicaste en su momento- a una hiper-endeble micro-campaña por el Sí al tratado Giscard, cuyas bases eran el antiterrorismo y el antinacionalismo periférico. ¿Ensalzamiento del liberalismo a categoría de ley fundamental? ¿Militarización europea? ¿Continente fortaleza? Eso no importa para Arcadi que, abriendo puertas abiertas rumbo hacia el Orianafallacismo, le lleva a tomar partido en la mayor distracción de masas en lo político, al show mañanero de Teresas Campos y Cunís: las banderitas y el pánico terrorista.
Y ahí lo tenemos, en Plaça Reial, en ese espacio público con tanta historia a cuestas. Canta un órdago definitivo: se reúne con unos cuantos colegas y, dado que el nacionalismo catalán es tan pernicioso, jugaremos al acción-reacción contraatacando con el mayor brindis al sol en siglos de política catalana. Nos vamos a montar un partidito, pero yo no voy a hacerlo. Cómoda decisión, desde luego. Creo que seguiré sus pasos y voy a redactar un manifiesto por la constitución de un verdadero Partido de los Trabajadores, pero que lo construya esa clase social. Sólo me voy a dedicar a ser el guía luminoso, el nuevo Moisés del siglo XXI, una especie de Silo pero en marxista-leninista.
¿Y cual es la bandera del partido que deben hacer las masas descontentas? El a-nacionalismo. ¿Ideologia? NS-NC. ¿Ubicación en el espectro izquierda-derecha? Izquierda del PP. Vaya. Podrían afiliarse en bloque al CDS de Mario Conde, entonces. Ya se sabe que el PP es nacionalista catalán también oiga, lo dijo el otro día en la TV. Me acuerdo en este instante de los, pongamos por ejemplo, trotskistas que ven estalinistas por todas partes, y viceversa. ¿Y, aparte de este mini-fiesto, no hay más corpus teórico? No, no lo hay. Vagas referencias a la ilustración, mucho ex-Ciutadans pel Càrrec, algún ex-Mientras Tanto salido por la puerta de atrás (Félix Ovejero) y un argentino ex-comunista, ex-trotskista y actual animador cultural de Libertad Digital, don Horacio Vázquez Rial, un sujeto que ve una bizarra conjura nacional-bolchevique-antijudía -no, no hablo de Pilar Rahola- por todos los poros de la humanidad.
Uno, que sabe lo que es construir una organización política desde cero, le diría estos señores que se animen a ello. Que peleen por abrir sedes, que constituyan comités locales y sectoriales, designen liberaciones técnicas, financiación de debajo de las piedras y, una vez constituido el Partido, que se den de tortas por el programa. No habían caído en ello. Uno no puede definirse por negación a X. No digamos ya un colectivo. ¿Modelo económico? ¿Social? ¿Aspiramos a algún tipo de sociedad? Silencio.
El arriba firmante, que ha compartido y comparte algunas observaciónes del amigo Arcadi en su libro Contra Catalunya, y ha mamado en temas de cuestión nacional de la mano de Don Lenin y Doña Rosa, opta en primer lugar por la libre decisión de los ciudadanos sobre lo que quieren ser y a qué quieren pertenecer. Y en segundo lugar, por la unidad más allá de fronteras de las clases humildes, desposeídas, trabajadoras, proletarias o populares, como quieran llamarlas. Porque entre unos y otros nadie se va a acordar que la aplicación del plan Bolonia en educación superior española ha provocado algunas expresiones estudiantiles subversivas que, nuevamente, serán atribuidas a efluvios hormonales propios del desarrollo post-adolescente.

Escuchando: Sin País - La Polla Records

3 comentarios

Xavi -

Muy bueno! Qué fuerte lo de Vázquez-Montalbán, por cierto...lo que me queda por vivir y oir...

canserra -

Currao. Esto me suena al invento del PI, pero aún más cutre.

maria -

Completamente de acuerdo. Yo pensé lo mismo en cuanto vi su cara de satisfecho gato de angora por la tele. Tiene cojones la cosa, pero seamos realistas... con su puro, purísimo marketing del NO a todo se lo ha montado de puta madre. Arcadi es todavía un adolescente de los que dicen no solamente por qué los demás dicen sí. Pero a pesar de ello vive mucho mejor que tantos otros. Mejor que yo, por ejemplo. Él seguro que no se dedica a mecanografiar, fotocopiar y grapar exámenes. Alguna gilipollas como yo debe hacerlo por él.