Black Mask
Toni se divertía mucho en la universidad de Padua. En los 60 se había enzarzado en duras disputas ideológicas en los Cuaderni Rossi, en contraste con otras tesis de inspiración marxista más clásicas. Fruto de esos debates estruja-neuronas con otras personas de tendencia luxemburguista o leninista, acaba creando su grupo político, Potere Operaio y su teoría, el obrerismo que con el tiempo se convierte en Autonomia Operaia. Llegan los años setenta, las cosas se vuelven más tensas. En sus clases, en sus textos, justifica la rebelión violenta contra el estado. Toni no dudaba en afirmar que ponerse el pasamontañas le pone cachondo y participa, según personas que lo conocieron, en apaleamientos de profesores y docentes del PCI en el agitado 77 italiano. Por aquel tiempo, unos descerebrados le vuelan los sesos a Aldo Moro, presidente de la Democracia Cristiana que afirmó lo de que los comunistas itlianos algún día podrían, porqué no, gobernar el país. El estado italiano ve en él un instigador ideológico de la violencia de extrema izquierda ejercida por grupos como Brigate Rosse y Primera Línea. Se cuela en las listas del Partido Radical Italiano (liberalismo en lo economico, progresista en libertades individuales), tontea con los socialistas de Bettino Craxi -los que despreció en la época de Nenni-, se exilia en Francia y al volver a Italia le espera la cárcel.
En su país, y después de dejarse seducir por Foucault, Deleuze y otros filósofos post-estructuralistas, escribe con Michael Hardt un mamotreto llamado Imperio en el que afirma que el imperialismo ha dejado de existir por una entidad Imperial nueva, y lo que se opone a él no es ni el estudiantado, ni la clase obrera, ni el campesinado, sino la multitud totalmente autoconsciente de su explotación y de su necesidad de rebelión. De repente le estalla todo por los aires. El 11-S, la guerra de Irak, un golpe de estado en Venezuela, movimientos geopolíticos extraños en el perímetro de Rusia. Algo pasa. Michael, Michael, mis sensores me indican que nos falla la teoría. Visita Argentina y ante los obreros de las fábricas ocupadas afirma que la multitud es un concepto de clase. En algún foro político-filosófico norteamericano afirma, paradójicamente, todo lo contrario.
Nació la nueva vedette de la revolución. Inventó el cóctel de Lenin, Foucault y Spinoza, un reconfortante de dificilísima ingestión. Él, que siempre se definió comunista, atacó por sistema a las organizaciones que así se definían. Él, tan radical, tan a la izquierda de todos, nosotros oh condenados reformistas pagafuegos acabó diciendo hace poco que la multitud no renuncia a la reforma puntual, por tanto se puede dar un triple salto mortal y pedir el Sí a la Constitución Europea, para decepción de sus autonomizados fans, ayer anarquizados y antesdeayer maoizados. Oh Toni, que les das a los medios para que te regalen esa propaganda. Porque mira, al pobre de Petras no lo conoce ni el tato, a pesar de su currículum. Vaya Toni, Toni, me dijo un paisano en el barrio de San Blas que se nacía incendiario y se moría siendo bombero. Lo que yo no sabía es que se puede ser las dos cosas a la vez. Por eso igual, y como decía ayer, Zizek te llama revolucionario de pastel y te mete en el mismo saco que la Naomi Klein.
Escuchando: Piara Indecente - Decibelios
En su país, y después de dejarse seducir por Foucault, Deleuze y otros filósofos post-estructuralistas, escribe con Michael Hardt un mamotreto llamado Imperio en el que afirma que el imperialismo ha dejado de existir por una entidad Imperial nueva, y lo que se opone a él no es ni el estudiantado, ni la clase obrera, ni el campesinado, sino la multitud totalmente autoconsciente de su explotación y de su necesidad de rebelión. De repente le estalla todo por los aires. El 11-S, la guerra de Irak, un golpe de estado en Venezuela, movimientos geopolíticos extraños en el perímetro de Rusia. Algo pasa. Michael, Michael, mis sensores me indican que nos falla la teoría. Visita Argentina y ante los obreros de las fábricas ocupadas afirma que la multitud es un concepto de clase. En algún foro político-filosófico norteamericano afirma, paradójicamente, todo lo contrario.
Nació la nueva vedette de la revolución. Inventó el cóctel de Lenin, Foucault y Spinoza, un reconfortante de dificilísima ingestión. Él, que siempre se definió comunista, atacó por sistema a las organizaciones que así se definían. Él, tan radical, tan a la izquierda de todos, nosotros oh condenados reformistas pagafuegos acabó diciendo hace poco que la multitud no renuncia a la reforma puntual, por tanto se puede dar un triple salto mortal y pedir el Sí a la Constitución Europea, para decepción de sus autonomizados fans, ayer anarquizados y antesdeayer maoizados. Oh Toni, que les das a los medios para que te regalen esa propaganda. Porque mira, al pobre de Petras no lo conoce ni el tato, a pesar de su currículum. Vaya Toni, Toni, me dijo un paisano en el barrio de San Blas que se nacía incendiario y se moría siendo bombero. Lo que yo no sabía es que se puede ser las dos cosas a la vez. Por eso igual, y como decía ayer, Zizek te llama revolucionario de pastel y te mete en el mismo saco que la Naomi Klein.
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6 comentarios
Astallon -
y por cierto, no lo habras hecho a posta (lo de la foto) pero buena publicidad que has hecho de ella xDD
yaurne -
hola buitre -
Si, es identico xD
Muy bueno tu articulo. Ya hacia falta que atacaras al lider espiritual de los movimientos autonomos jipi-raros.
Salud!
Kali -
Dos: "(liberalismo en lo economico, progresista en libertades individuales)" mmmm los partidos radicales, como el de lerroux en espanya, son...eso, liberales, en temas economicos son conservadores ( y liberales), y en temas sociales son progresistas ( y liberales)
uno -
el autor -
XD