Nudos corredizos
"Perseguís a la gente de la que dependéis. Preparamos vuestras comidas, recogemos vuestras basuras, conectamos vuestras llamadas, conducimos vuestras ambulancias y os protegemos mientras dormís. Así que no os metáis con nosotros" Tyler Durden en "El Club de la Lucha"
Eso pienso en el metro a las 5 y media de la mañana, cada día, en la estación Paral·lel de la línea verde del metro. A esas horas, me junto en los vagones con las que les limpian las basuras a los trajeados de la parte alta de Pedralbes. Con los que les protegen incluso cuando no duermen. Con los que les hacen las comidas. Y el que esto escribe: el que les vende el Financial Times, el Expansión, o el Cinco días, para que sepan qué empresa deslocalizar, dónde invertir, dónde vender. Como la marca A ha absorbido a la portentosísima marca B, para hacer frente a la marca C; y por en medio y entre líneas, fábricas cerradas, personas a la calle, familias que se hunden en la miseria.
Y la gran mayoría, y por algo dije que eran subterráneos, invisibles, son immigrantes. Que yo ya considero gente de aquí solo por vivir donde viven. El racismo casposo, cutre, de la inmensísima mayoría de población, aflora cada vez que uno de su raza, de su etnia, de fuera . Cuando algún desarraigado le roba una cartera a algún turista millonario, los invisibles se vuelven su contrario, y estos que os limpian las basuras, os hacen las comidas, os construyen los tabiques, y os limpian las cacas del culo, se convierten en los culpables de todo.
A partir de ahí, todo lo demás es pura lógica. El columnista de turno del diario Z abre un debate sobre seguridad vs. libertad , el blanquito de la esquina que se levanta a las 5 como todo el mundo le falta el tiempo para blasfemar contra los que vienen de fuera solo a joder , sin percatarse que su familia emigró de Extremadura a un bloque miserable en la perfieria de Barcelona. Algún analista de internacional mete a los amigos saudís de Bush en el ajo, y ya la tenemos liada.
Personalmente, siempre pensé en quién era peor: si el desarraigado que le roba veinte euros a un turista adinerado por las Ramblas, o el trajeado que lee el Financial Times que yo le preparo cada mañana en un monísimo paquete. El trajeado que vive de las hipotecas, prestamos, movimientos de capital y negocios varios; es decir, de chuparle la sangre a los invisibles, blanquitos, negritos, o bicolor cafe-con-leche.
Un día de estos, como cuando Rouse Banks se negó a cederle el asiento del autobús a un blanco, los invisibles que preparan comidas, que recogen basuras, que protegen a sus trajeados, tomarán conciencia de lo que son y el poder que tienen. Será bonito ver los barrios pijos desatendidos, y sus negocios paralizados. Y un servidor sumarse con mucho placer a todo ello.
Escuchando: The power is yours - Redskins
Eso pienso en el metro a las 5 y media de la mañana, cada día, en la estación Paral·lel de la línea verde del metro. A esas horas, me junto en los vagones con las que les limpian las basuras a los trajeados de la parte alta de Pedralbes. Con los que les protegen incluso cuando no duermen. Con los que les hacen las comidas. Y el que esto escribe: el que les vende el Financial Times, el Expansión, o el Cinco días, para que sepan qué empresa deslocalizar, dónde invertir, dónde vender. Como la marca A ha absorbido a la portentosísima marca B, para hacer frente a la marca C; y por en medio y entre líneas, fábricas cerradas, personas a la calle, familias que se hunden en la miseria.
Y la gran mayoría, y por algo dije que eran subterráneos, invisibles, son immigrantes. Que yo ya considero gente de aquí solo por vivir donde viven. El racismo casposo, cutre, de la inmensísima mayoría de población, aflora cada vez que uno de su raza, de su etnia, de fuera . Cuando algún desarraigado le roba una cartera a algún turista millonario, los invisibles se vuelven su contrario, y estos que os limpian las basuras, os hacen las comidas, os construyen los tabiques, y os limpian las cacas del culo, se convierten en los culpables de todo.
A partir de ahí, todo lo demás es pura lógica. El columnista de turno del diario Z abre un debate sobre seguridad vs. libertad , el blanquito de la esquina que se levanta a las 5 como todo el mundo le falta el tiempo para blasfemar contra los que vienen de fuera solo a joder , sin percatarse que su familia emigró de Extremadura a un bloque miserable en la perfieria de Barcelona. Algún analista de internacional mete a los amigos saudís de Bush en el ajo, y ya la tenemos liada.
Personalmente, siempre pensé en quién era peor: si el desarraigado que le roba veinte euros a un turista adinerado por las Ramblas, o el trajeado que lee el Financial Times que yo le preparo cada mañana en un monísimo paquete. El trajeado que vive de las hipotecas, prestamos, movimientos de capital y negocios varios; es decir, de chuparle la sangre a los invisibles, blanquitos, negritos, o bicolor cafe-con-leche.
Un día de estos, como cuando Rouse Banks se negó a cederle el asiento del autobús a un blanco, los invisibles que preparan comidas, que recogen basuras, que protegen a sus trajeados, tomarán conciencia de lo que son y el poder que tienen. Será bonito ver los barrios pijos desatendidos, y sus negocios paralizados. Y un servidor sumarse con mucho placer a todo ello.
Escuchando: The power is yours - Redskins
8 comentarios
Colibrí Lillith -
Saludos kamarada ^^
Un abrazo quioskero xD
Zenia -
Lo peor es que en el continente en el cual vivo
mucha gente piensa que en España todos viven como el trajeado.
maria -
eva -
marquinho -
Serà bonic, sí.
x -
Andrei Micu -
marta -