Working Class Hero (II)
1-Este no es un blogs de esos que Mauro hace unas semanas como de tipo laboral. Tampoco lo es, en un sentido absoluto, personal, político, humorístico, de actualidad o cultural. Sin embargo, a veces me gusta desfogarme un poquito.
2-Feliz Navidad, Mister Toni. Mi relación laboral se extingue en breves. Sin embargo, y pese la casi segura continuidad, esto se ha visto de repente puesto entredicho. Las razones: te falta iniciativa, tengo la impresión de que eres un poco pasivo, lees el diario, hay que trabajar más. Eso me lo dice alguien que, por su parte, demuestra una actitud bastante reprochable. Pero me encuentro cara a cara con él, y como muy interesadamente defienden los liberales, las relaciones laborales individualizadas son un peligro. La relación de poder es evidente, y me estoy jugando –de manera literal- el qué voy a comer mañana. Por eso y aunque me defienda y me invite a ello y a decir lo que tenga que decir, la sensación de vulnerabilidad es total. Lo mejor es que mi superior es también delegado del comité, y es en ese momento cuando me pregunto si está actuando subjetivamente como empresa o como defensor de los trabajadores. Supongo que el neoliberalismo como ideología hegemónica ha llegado a estos extremos tan aberrantes de putrefacción de las conciencias. Más podrido aún es el hacer estas críticas de forma individual, con una defensa limitada, y con el chantajismo de la continuidad o no sobre la mesa.
El recurso expositivo de agravios es el clásico: primero te expone de manera liviana los importantes progresos y mejora en la actitud laboral, y posteriormente pasa a remarcar de manera extensa el error X de hace 3 semanas, 3 meses, o de cuando sea.
3-En todo caso, no creo que vaya más allá de un simple tirón de orejas. Las excusas puestas son las de siempre. En el peor de los escenarios, el procedure es el clásico: no firmar finiquito, denunciar a magistratura, y obtener el despido improcedente. La inmensa mayoría de los contratos laborales de este país están en fraude de ley, vulnerando el estatuto de los trabajadores, o los convenios de sector. Mi empresa por lo normal no es amiga de despedir gente: como negocio que vive de aprovechar las externalizaciones de personal que realizan las administraciones públicas –de izquierda incluidas- quiere conservar una buena imagen frente los poderes institucionales ante la renovación o no de concesiones.
4-La externalización ha provocado, aparte del evidente ahorro de costes laborales, liquidación del sector público, precarización, peores sueldos, inseguridad general y un agravio comparativo que se vve día a día con el personal contratado de manera directa o funcionarial. Además de tener dos jefes y no saber a quién dirigirte. El señor Ferran Mascarell, ex Viejo Topo y tecnócrata de la progresía cultural, afirmó en una reunión en la que estuvo presente que esto es “la modernidad”. Si la modernidad es pudrirse ideológicamente a favor del neoliberalismo, la posible posmodernidad en boca de Maese Mascarell me produce auténtico pánico.
5-Pero no nos vayamos del hilo. Estaba un despacho. Había dormido cuatro horas y mi capacidad de respuesta mermada de forma física aparte de la restricción ambiental. Hay que salvar los muebles. Pero mañana hay que saber organizarse y hacerse respetar de manera colectiva ante los abusos cotidianos. Por desgracia, los ínfimos niveles de sindicación lo dificultan, y el discurso anti-sindical prolifera a sus anchas a izquierda y a derecha.
Feliz año nuevo, con el futuro en la cuerda floja.
--------------------------------------------------------------------------------------------
Me pasa José Maria García Labrach esta entrevista que realizó recientemente a Marcelino Camacho, el histórico dirigente de las Comisiones Obreras y del PCE. Quizás relacionado con lo que decía antes, deberíamos aprender a defendernos como hizo esta generación en su momento, con unas codiciones objetvas mucho peores que las actuales. Aunque tampoco está el horno para bollos.
1 comentario
brocco -