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I Fought The Law

B-Movie

B-Movie

El cine político. Sí, uno de mis géneros favoritos. Piensas, y te salen miles de directores, actores, guionistas. Decenas de títulos imprescindibles y clásicos absolutos. Finalmente, te preguntas: ¿y en nuestro país, qué? Poca cosa. Hayla. Pero poca cosa. Tenemos muchas losas encima como para abordar según qué temas en celuloide aquí y ahora.

Admiro por ejemplo la valentía de abordar de manera contundente y seria hechos recientes de la historia. Me sorprende, por ejemplo, ver como en 1985 –tan sólo dos años después de la caída de la dictadura argentina- se estrena un film tan duro, corrosivo y de denuncia altamente punzante como es La Noche de los Lápices, que hace un par de emses pude ver, tras años y años de que me sea recomendada cotidianamente.

Algo parecido, siento cuando Gregorio Morán y Juan Antonio Bardem escribenel guión de 7 días de Enero, que contó con la oposición de algunos dirigentes incluso del propio PCE, -ahora fuera de sus filas- como la propia abogada Cristina Almeida. Las razones: está todo demasiado caliente como para hurgar en ello, no es el momento, ahora no toca…

A pesar de mis lamentos, sí que es cierto que en los últimos años ha habido, al menos tres producciones que han tocado temas políticos. Una, la reconstrucción de los últimos días de Salvador Puig Antich en el film Salvador, y las otras dos dirigidas por Michel Courtois. Me refiero a Lobo, y a la menos exitosa GAL.

De Salvador no hablaré, dado que no solo no la he visto, sino que entre mis cercanos encuentro tanto defensores fervientes como acérrimos detractores. Sin embargo, de las dos producciones financiadas por la empresa audiovisual de El Mundo sí que opinaré. Y lo siento, pero para mal.

Me sorprende que las críticas hacia ambas vengan de la derecha que ya todos conocemos y no voy a presentar ahora. De Lobo se decía que trataba humanamente a los etarras. De GAL, que los deja bien, e incluso que como film subvencionado es malo –el argumento clásico de derechista al uso que he advertido en más de una bitácora, olvidado quién paga en ambos casos el rodaje.

De Lobo remarcaría dos cosas. La primera: que se ensalce como un héroe a un colaborador de los servicios de información de la dictadura franquista. Se le rehabilita, se le dignifica, se le dan rasgos de persona consecuente y racional. Lo siento. Aparte de la ética que se le puede presumir a alguien que colabora con el fascismo, el guionista omite varios hechos históricos que contradicen todo esto, como el intento de Lobo de envenenar a la cúpula de ETA político-militar reunida en el País Vasco Francés, acción digna no de un infiltrado, sino de un vulgar sádico.

La segunda: la caracterización de ETA y sus debates históricos del momento. A pesar de que se vislumbra la discusión interna que daría a lugar a las ramas militar y político-militar, el guionista mezcla churras con merinas. Otorga al jefe político (Asier) las posiciones poli-milis, y a Nelson las milis. No es esto así, el personaje histórico de Wilson, así como la cúpula que Lobo hizo caer, eran polimilis. Más absurdo es que se obvien las referencias ideológicas a la liberación nacional de tipo socialista, tercermundista, que en aquel momento ETA utilizaba cotidianamente. Y como culminación de absurdos, que el defensor de las tesis milis liquide a su adversario de un balazo en la cabeza, algo totalmente gratuito, falso, y de cara a la galería y a crear la imagen de un personaje sanguinario y cruel. O que se dedique a chivarse a la policía para hacer caer a compañeros suyos que cree ansian hacerle sombra. Absurdísimo.

Sorprendentemente Lobo consigue el éxito que GAL no obtiene. Y es precisamente en la fidelidad histórica donde ésta resiste más. Observar las noticias publicadas en los diarios del momento de cómo avanza las investigaciones y como se corresponden con la trama es algo que da gusto. Hasta que topamos con las cagadas. Melchor Miralles, el periodista de Diario 16 que siguió las investigaciones, es también guionista. Y aprovecha para dulcificar su imagen histórica en el film y reinvientarla. ¿Cómo? Pues fácil, me pongo de compañera de redacción a Natalia Berveke y incluyo una sub-trama romántica. Por no comentar el personaje de Pedro Jota Ramírez, que es mostrado como un jefe de redacción sin mácula, fiel al espíritu crítico, al deber del periodista de buscar la verdad, y absolutamente independiente de cualquier tentación ideológica. En esto último es cuando me aparece la sonrisita: quién paga manda. ¿O no habíamos quedado que era un film subvencionado? Dejemos las frases rimbombantes del film para otro momento.

Lo peor de todo es que el dossier de prensa de ambas películas se comparen las obras reseñadas con los films de Alan J. Paluka o de Konstantin Costa-Gavras. ¿Era necesaria esa autocomplacencia? Por favor.

Nada nuevo bajo el sol. Sólo espero que si un día de estos veo Salvador no me quede con el mismo regusto en la boca, porque querrá decir que ni un izquierdista romántico forrado de pesetas como es Jaume Roures es capaz de avalar buenos proyectos.

Escuchando: Happy go fucked up - Urban Dance Squad

2 comentarios

Retro Jordans -

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marianosuperstar -

El Lobo como película aislada de la realidad estaría bien, pero claro, es que es la historia de un traidor a la que la peli presenta como héroe. Y bueno, yo no entiendo mucho de la historia de ETA, pero dudo muchiiiisimo que la ETA de aquellos años del franquismo manejara el mismo discurso que la actual obviando todo elemento socialista. Y eso es lo que parece viendo la pelicula.

Los GAL la he boicoteado personalmente por varias razones. La menos importante de ellas es que la plana mayor del PP asistió al estreno. Y eso ya es indicativo de algo.

Y Salvador es muy buena. Créeme, que tengo criterio :)