Work or riot (II)
1-Trabajar en una oficina del INEM y poseer un mínimo de conciencia social, debe de abocar a medio o largo plazo a la baja por depresión. Pasar la mañana tras un mostrador y ver como cada día centenares de personas excluidas del sistema económico laboral pasan delante de tus narices no es una experiencia agradable. Cada uno con su historia, con sus circunstancias, con sus angustias personales. El ejército de reserva que presiona a la baja los salarios, tangible, andante y danzante, cada mañana en los despachos públicos a cargo del Ministerio de Trabajo. Solo la misma arquitectura del local tiene un efecto psicológico decadente, con su iluminación precaria de fluorescentes , sus pasillos llenos de recovecos y su ambiente insano decorado con gris mobiliario de los años 70. Solo puedo imaginar como detalle peor para hacer peor el escenario un hilo musical basado en la discografía entera de los Bauhaus.
-A la salida tienes las ofertas de empleo.
Poca gente las mira. Hace unas décadas, la oficina de empleo también te daba eso: empleo. Un tocho bastante duro francés de economía marxista que poseo en mi casa, editado en 1972, lo avisaba ya: las agencias privadas de colocación harán su presencia en breves en la Europa occidental. Hubo un ministro del PSOE que, al legalizarlas, dijo que serían creadas sin ánimo de lucro. No me imagino a Cáritas supliendo las competencias del INEM, y sí a ADECCO despilfarrando sus pingües beneficios con un multimillonario contrato publicitario para vestir la camiseta del Club Baloncesto Estudiantes.
El anuncio de televisión de Manpower era, en su momento, explícito. En un partido de fútbol, ante un contraataque del adversario, aparece en la portería un cancerbero con la marca de la ETT en su espalda. Para el disparo, y desaparece. Menuda estupidez: mejor tener la posición de guardameta siempre ocupada, ¿no? Y eso que los futbolistas de élite tienen los contratos temporales más caros del mundo. Aunque sus representantes hagan, en cierta forma, de Empresa de Trabajo Temporal. Bromeo, claro.
2-Se llama, Alejandro, es de origen cubano, y lo conozco de hace unos meses. Buen conversador, algo provocador, muy humorístico.
-Tú cállate, que eres un gusano –dice un colega
-No, yo soy ya una mariposa –en un tono teatral a lo Boris Izaguirre
Estábamos viendo un vídeo de los Beastie Boys y yo agitaba de manera leve e inconsciente la cabeza.
-Tu eres rockero, ¿no?
-Podría decirse que sí
-Allá los policías cogen a los melenudos y les obligan a cortarse el pelo
Curiosamente, pocos minutos antes habíamos visto en un documental a los Tendencia actuar en el Patio María, un local de conciertos de La Habana.
-Vete a engañar a otro, anda guapo -risas-
No quise recordarle que acá, en España, llevar el pelo de según qué forma sí es motivo de que no te cojan en un empleo, o de que te obliguen a modificarlo si ya estás en él.
Leyendo: Manual del guerrillero urbano - Carlos Marighela
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