I'm not a fool
¿Qué hacer cuando no sólo te falla tu partido y tu sindicato, sino que además te golpea? Eso pensaría esta maestra ayer en la manifestación contra la LEC
Tontos todos menos yo. Con esta frase podría resumirse la actitud del gobierno frente a las manifestaciones de distinto signo que fueron convocadas ayer en el ámbito de la educación. En el caso catalán, no solo contra la aplicación de los planes de Bolonia en la Universidad, sino también contra ley de educación que planea el conseller Ernest Maragall.
No voy a entrar en los detalles del rechazo, dado que análisis hay suficientes al respecto, documentados y con los efectos sobre la comunidad educativa bien especificados. Mi reflexión va más allá, y se concreta en el desprecio de las instituciones frente al movimiento, rompiendo con lo que anteriormente era un proceso clásico de pulso: movilización, negociación, y si es necesario más movilización. Ni lo que en ellos llaman democracia cabe ya espacio ni para el conflicto social ni para la discrepancia, no se reconoce a los disconformes como interlocutores válidos de nada, y a lo sumo se intenta dividirlos hábilmente en vez de intentar conseguir acuerdos que sean satisfactorios para las partes en litigio. Y al fin y al cabo, la historia de la humanidad no deja de ser eso, o como diría el viejo, una lucha de clases y de intereses antagónicos. Asumir las contradicciones y superarlas es progresar.
¿Como ignora el gobierno a los manifestantes? En el caso de los universitarios, que protagonizaron sonoras manifestaciones el día de ayer, el desprecio llega a cotas de insultar incluso su propia inteligencia. Como dijo ayer el Director General de Universidades, Felipe Pétriz, desde “el Ministerio de Ciencia de Innovación no se ha acertado al explicar todo lo que supone el proceso”. Esto supone a priori dos cosas: la primera que ni tan siquiera se ha tenido en cuenta a los agentes afectados a la hora de reformar la universidad, ni tampoco se les ha querido en ningún momento explicar nada de lo que supone. De por sí reconocer esto es muy grave, pero mucho más es tener a los estudiantes por idiotas, ignorantes, o un sujeto manipulado por oscuros intereses. En el mejor de los casos, antes de opinar o moverse se les exige a los movilizados conocimientos milimétricos de leyes, política universitaria, economía y otros saberes reservados a los tecnócratas, que tan sólo algunos pocos prometeos bien informados y con conciencia social han conseguido robar a esos dioses para llevar al pueblo, ese ser pasivo, idiota, ciego y con el que no se debe contar para nada. Como si a los compañeros amenazados de Nissan se les exigiera profundos conocimientos en Administración de Empresas, algo así de absurdo. Estos tipos piden un manifestante de calidad, que debería hacer exámenes, controles y doctorados antes de salir a la calle; parámetro que por el contrario no exigen a sus votantes a la hora de ser aupados a la poltrona. Los dan por perfectamente informados acerca de sus programas y sus acciones futuribles.
Otras técnicas: despreciar tu representatividad. Apelar a las mayorías silenciosas que no se mueven por desconocimiento, pasividad, o por miedo. Apelar a un institucionalismo democrático absurdo referido a los cauces legales para hacer llegar estas peticiones –es decir, vota cada cuatro años- y más allá de eso es sobreponerse al mandato de los representantes del pueblo. Cierto exvirector de economía de la UB militante de CDC hace poco insultaba a la representante de USTEC –sindicato de izquierdas mayoritario en la secundaria- al decirle simple y llanamente que quién era ella para meterse en los asuntos de la enseñanza media, que para eso está los políticos y no los sindicatos. Negación del papel de la sociedad organizada, y su derecho a incindir en los asuntos cotidianos.
En resumen: que estos tipos no se basan ya ni el sistema denominado como menos malo, es decir: el parlamentarismo representativo basado en un fuerte pacto social –entendido para avanzar en las demandas populares, no para recortar-. Por mis bemoles has de acatar lo que yo haga, tú que me elegiste. Es entonces cuando la simpática docente de la foto de este artículo, al ver que su sindicato y su partido hacen lo mismo que proponía hace unos años CiU, decide borrarse de ambos o bien exigirles explicaciones. Muchos deberíamos pensar lo mismo antes de practicar lo poco que nos dejan de participación, pensarlo mucho antes echar el papelito el papelito en la urna. O exigir de una vez una izquierda política que esté a la altura de las circunstancias.-
3 comentarios
mery -
El Perro Cimarrón -
Un saludo!
azagra -
en fin,una verguenza para la ugt y para ccoo.
que hayan ido afiliados a ambos sindicatos,sin que sus respectivos los apoyase...
ya se les pasara factura