Blogia
I Fought The Law

Santa Maradona C.F. (II)

Santa Maradona C.F. (II)

Es que me gusta esta foto y poner un bloque de texto sólido tira para atrás. Pedazo Cohiba, ¿no?

¿Saben? En esas andaba yo el otro día recién salidito del trabajo. Desde que lo mío consiste en dar dominós a abueletes, cerrar puertas y apagar luces, eso de la plumilla lo tengo abandonadísimo, pero aún y así me encanta vivir las cosas en primera persona. Y ya que no habían más dominós para recoger, ni más luces que apagar, eché la chapa de la puerta abajo y fui a ejercer mi credo religioso al bar que hay unos metros más allá, en ese barrio dormitorio barceloní de bloques inmundos, La Meri.

Unas cervezas, unos tequilas y unos cuantos minutos más tarde estamos unos conocidos del barrio y yo poseídos por un mantra mundial, nos revolcamos por el suelo, saltamos, alguna silla a prendre pel sac. Goooo ooo ooo oo ooo oool. Eso. El Arquitecto nos ha regalado un milagro y a mi una excusa más para irme otra vez al gran aquelarre culé llamado Canaletas. Turbopropulsado por los tequilas me encamino al centro de Barcelona, solitario, a disfrutar de esas borracheras de alegría que son las celebraciones de las victorias del Barça. La gente se ríe de mi cuando les comento que dichas aglomeraciones son como una especie de viaje ácido: el olor penetrante a pólvora, el resplandor de una, dos, tres, cinco bengalas rojas, la psicodelia amarillo fosforito de las camisetas modelo visitante, y la euforia de miles de personas que imagino debe de contagiarse de alguna forma por secreciones hormonales o qué sé yo, es una saturación sensorial tan salvaje que de alguna o otra manera es fácil quedarse atrapado por ello. Siempre creí que algún momento de la Revolución sería así y incluso cuando me empiezan a bajar los tequilas sigo suponiendo una fantasmada de ese tipo. Me pierdo acontecimientos de la noche como el saqueo al Marks and Spencers y el ball de bastons de los Mossos d'Esquadra, muy avezados en el arte de liarse a tortas contra todos, como testimoniaba ayer por la tele a un pobre hombre que lo habían apaleado hasta dejarlo hecho un desecho médico. El récord de violación más grande de la ordenanza municipal sobre civismo quedó ese miércoles rebasado de forma muy amplia. Es lo bueno que tiene ser del Barça y celebrarlo: incluso cuando cuatro mendrugos se dedican a hacer el vándalo, desde los creadores de opinión pública se difunde negro sobre blanco la idea de que se trata de una minoría, que son unos cobardes, que son ajenos al barcelonismo. Eso querría yo para las reuniones de masas que más frecuento, que por lo normal tienen algo de político y reivindicativo. ¿24 de junio de 2001, alguien lo recuerda? O la estúpida de Pilar Rahola berreándole al portavoz del movimiento okupa sóis todos sucios guarros niños de papa usurpadores le robáis la casa al pobre ancianito que crea su patrimonio trabajando en la botigueta.

L a euforia ambiental que sería capaz de colarse incluso por los poros de los escépticos lo hace conmigo también, el punto etílico seguro que también ayuda, y no me cabreo al ver que gran parte del recorrido de vuelta a casa -vía autobús nocturno, somos pobres y cívicos, oiga- está inutilizado por las hordas blaugranas. Tampoco me cabrea caminar hasta Plaza Tetuán, ni me pone de los nervios viajar de pie y embutido contra la maquina canceladora de las tarjetas multiviaje. Al contrario, estimulo el trip mental vía conversación espontánea de cierto calado futbolístico sin caer en lo lumpen o barriobajero, esos diálogos entre personas que no se conocen en los medios de transporte desde hace años y que Mariano, el taxista anarco, me comentaba el otro día eran frecuentes en el metro u otros medios hasta hace unos cinco lustros.

Los centenares de mensajes y llamadas perdidas que comienzo a recibir recien llegado a casa certifican dos cosas 1- que mis colegas y conocidos en general tienen detalles muy dignos en los grandes días 2- que en esos grandes días hacer comunicaciones por teléfono portátil es imposible. Antes de acostarme ojeo Howard Zinn y constato que no tengo sueño. El pedal me ha bajado y el viaje mental es pasto del pasado. Volvemos a las alteraciones de sueño de esta semana, las alteraciones del apetito. Hoy volveré a dar dominós, abrir puertas y encender luces, amonestar a los críos que me hacen gamberradas, pero hoy todos, indistamente de su origen, me preguntaron por el partido de fútbol. Debe ser la única política real de integración de los nuevos catalanes. Jarl.

Escuchando: White Rabbit - Jefferson Airplane.

6 comentarios

Colibrí Lillith -

Mira pues, por unos momentos he dejado de tenerle manía al fútbol xD

Salud

mia -

Me gustaría ver los ojos de esta foto... deben ser tremendos!

treveris -

Gran crónica de una impresionante borrachera blaugrana.

zenia -

Mal día... pero buen tabaco.

Mmmm. Si solo el fútbol y las estrellas de cine son lo que más va importando.....¡¡

Kanaima -

Bueno, yo acabe en un colchón en la calle... no es lo mismo pero indica una gran noche.

Don Alberto -

Sublime como siempre