Whisky in the jar
Antologia de bares pre-olímpicos (III).Hoy: El Bar Zipi - Zape.
Ubicado en calle Avinyó, en una zona por donde con seguridad andaría el célebre lupanar pintado por Picasso, y más concretamente en la retaguardia de la archiconocida Plaza del Tripi, nombre oficioso con el que la bautizaron los pies negros lugareños, al decir que dicho emplazamiento contaba con una escultura, de formas orgánicas, que oye tío, es que es todo un tripi.
Desde fuera, el Zipi- Zape es un local indescifrable, dado su inexistencia de letreros identificativos. El que esto suscribe lo identifica con esa nomenclatura gracias a unos mecheros de publicidad que exhibían ese nombre, junto con el eslógan publicitario "no te pierdas los jueves". Desde luego todo un gancho publicitario que nos hace preguntar qué se hace ese día, cosa para la que el equipo médico habitual aún no posee respuesta.
El Zipi Zape consta de un espacio minúsculo de unos cuatro metros de largo, en el que cabe una barra, unas 9 personas de pie junto a ella, y una pianola donde Manel, su surrealístico dueño, interpreta en ocasiones piezas musicales de todo tipo. Al fondo, una inmensa colección de llaveros ameniza la estancia. Los hay de todos los tipos. Puedes otear fácilmente uno de Fuerza Nueva. Más arriba, uno de la CNT. Varios Ché Guevaras. Una petaca de Pablo Neruda. Uno de la Legión. Renfe logotipo antiguo. Guardia Civil. Pegatinas de la JC de La Rioja. Y así, cientos.
Más adornos: platos de uso turístico, con predilección por destinos galaico-portugeses. Mi favorito: uno con las cuatro barras y dentro, en rotundas letras romanas de color marrón: Escalivada.. Bufandas por doquier de équipos de fútbol, que no enturbian al club de la casa: El Barça. Hay dos programas que se siguen con fervor en el Zipi-Zape: Salsa Rosa y los partidos del Barça. Durante el primero, Manel aprovecha para disparar puro Napalm contra los famosos y la vida social -uso expresiones extraídas de Corazón Corazón-; eso si no le da por decir que conoció a alguno de ellos cuando era -se supone- pianista de la orquesta nacional.
Los partidos del Barça mercen el punto y aparte. Engalanamiento del micro-local, agrupación de parroquianos fervorosos que gritan como buenos seguidores blaugranas, goles celebrados por todo lo alto -incluso alguna vez con samba- y bocadillos de dudosa calidad con cuba-litros de Ron Porthos rondando entre la gente. Tubos de absenta o cerveza Moritz, en el caso de otros :) .
Las exhibiciones del hígado y la barriga suelen ser pagadas luego con una visita a uno de los lavabos del bar. Digo uno, porque el otro está cerrado de forma permanente. Las causas vienen indicadas en un letrero que tarda en leerse cerca de 4 minutos y que es imposible, por no decir difícil, reseñar aquí sin que pierda gran parte de su esencia. Literatura pura, oiga. ¿Y qué decir de las historias de Manel? Los veteranos sabemos que son todas falsas, pero da gusto escuchar a una persona con una inventiva tan aguda sus supuestas hazañas en Moscú con la orquesta nacional, como se codea con la familia de Figo, o como Julio Anguita se refiere a Manel como "mi fascista favorito, y el único que soporto".
La caída del Zipi - Zape supondría una catástrofe de dimensiones bíblicas para los bares preolímpicos, cuyas cabezas de puente en la zona manuchaera -Bar California es el otro- siguen resistiendo ante el auge de la Nueva Alternatividad.
Escuchando: You're gonna miss me baby - The 13 floor elevators
Ubicado en calle Avinyó, en una zona por donde con seguridad andaría el célebre lupanar pintado por Picasso, y más concretamente en la retaguardia de la archiconocida Plaza del Tripi, nombre oficioso con el que la bautizaron los pies negros lugareños, al decir que dicho emplazamiento contaba con una escultura, de formas orgánicas, que oye tío, es que es todo un tripi.
Desde fuera, el Zipi- Zape es un local indescifrable, dado su inexistencia de letreros identificativos. El que esto suscribe lo identifica con esa nomenclatura gracias a unos mecheros de publicidad que exhibían ese nombre, junto con el eslógan publicitario "no te pierdas los jueves". Desde luego todo un gancho publicitario que nos hace preguntar qué se hace ese día, cosa para la que el equipo médico habitual aún no posee respuesta.
El Zipi Zape consta de un espacio minúsculo de unos cuatro metros de largo, en el que cabe una barra, unas 9 personas de pie junto a ella, y una pianola donde Manel, su surrealístico dueño, interpreta en ocasiones piezas musicales de todo tipo. Al fondo, una inmensa colección de llaveros ameniza la estancia. Los hay de todos los tipos. Puedes otear fácilmente uno de Fuerza Nueva. Más arriba, uno de la CNT. Varios Ché Guevaras. Una petaca de Pablo Neruda. Uno de la Legión. Renfe logotipo antiguo. Guardia Civil. Pegatinas de la JC de La Rioja. Y así, cientos.
Más adornos: platos de uso turístico, con predilección por destinos galaico-portugeses. Mi favorito: uno con las cuatro barras y dentro, en rotundas letras romanas de color marrón: Escalivada.. Bufandas por doquier de équipos de fútbol, que no enturbian al club de la casa: El Barça. Hay dos programas que se siguen con fervor en el Zipi-Zape: Salsa Rosa y los partidos del Barça. Durante el primero, Manel aprovecha para disparar puro Napalm contra los famosos y la vida social -uso expresiones extraídas de Corazón Corazón-; eso si no le da por decir que conoció a alguno de ellos cuando era -se supone- pianista de la orquesta nacional.
Los partidos del Barça mercen el punto y aparte. Engalanamiento del micro-local, agrupación de parroquianos fervorosos que gritan como buenos seguidores blaugranas, goles celebrados por todo lo alto -incluso alguna vez con samba- y bocadillos de dudosa calidad con cuba-litros de Ron Porthos rondando entre la gente. Tubos de absenta o cerveza Moritz, en el caso de otros :) .
Las exhibiciones del hígado y la barriga suelen ser pagadas luego con una visita a uno de los lavabos del bar. Digo uno, porque el otro está cerrado de forma permanente. Las causas vienen indicadas en un letrero que tarda en leerse cerca de 4 minutos y que es imposible, por no decir difícil, reseñar aquí sin que pierda gran parte de su esencia. Literatura pura, oiga. ¿Y qué decir de las historias de Manel? Los veteranos sabemos que son todas falsas, pero da gusto escuchar a una persona con una inventiva tan aguda sus supuestas hazañas en Moscú con la orquesta nacional, como se codea con la familia de Figo, o como Julio Anguita se refiere a Manel como "mi fascista favorito, y el único que soporto".
La caída del Zipi - Zape supondría una catástrofe de dimensiones bíblicas para los bares preolímpicos, cuyas cabezas de puente en la zona manuchaera -Bar California es el otro- siguen resistiendo ante el auge de la Nueva Alternatividad.
Escuchando: You're gonna miss me baby - The 13 floor elevators
7 comentarios
doolan -
I Fought The Law -
marquinho -
treveris -
maria -
Oscar -
lara -
:)