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I Fought The Law

The first conspiracy

The first conspiracy Llevaba muchos años metido en el ajo, pero nunca se habia visto metido en ninguna como en esta ocasión. Gorka Borroka Ixo tomaba tranquilamente una Cruzcampo, impacientado por la cita a la que le habían convocado aquella tarde en un lugar como aquel: un bareto cualquiera en la playa de Pedregalejo. La arena desierta, un sol radiante para la fecha, y una brisa fría típica de la Costa del Sol que le provocaba algún leve escalofrío.
Mientras los minutos de esperaba pasaban, Gorka mataba el tiempo recordando sus años de militancia. Parecía que hubiesen pasado volando. Los inicios de adolescente en la asamblea de jóvenes de Basurto, el paso a la clandestinidad en los Comandos Autónomos, las lecturas en sótanos de farragosos textos de Toni Negri, la fabricación de cocos en las huelgas de Euskalduna, la destrucción de paradas de metro en las manifestaciones del 87 en Madrid, la lucha en colectivos anarco-primitivistas... has vivido mucho en tan poco tiempo, como decía la vieja canción de Kortatu.
Aquella tarde se había dejado en casa los ropajes típicos, los piercings, el perro, los diábolos, se escondía las rastas y ni se le había pasado por la cabeza llevarse el pasamontañas o las armas. Debía parecer un ciudadano normal. A pesar de la incomodidad que le provocaba el ir limpio y llevar esa indumentaria, era la excepcionalidad del momento la que le ponía nervioso. El día antes habían volado varios trenes en Madrid por los aires y el ambiente era tenso. Cruces de acusaciones, guerra mediática... y una serie de llamadas telefónicas que lo había llevado hasta allí, a varios miles de kilometros de su Euskal Herría.
Apenas pasaba unos segundos de las doce del mediodía cuando un Audi A4 que bajaba desde el Paseo Pablo Picasso se paró cerca de dónde estaba. Un sujeto gris, con pinta de funcionario amargado de administración pública, se bajó de él y dio un breve paseo hasta que le identificó. La señal: un ejemplar de El Diario Montañés que Gorka ojearía con poco ahínco.
Gorka hizo como que no había visto a su contraparte, cuando ésta le espetó el santo y seña:
-¿Sabes que le dice el pollo al pato?
-Lo que haces tu con la pata lo hago yo con la polla – respondió sin dudar Gorka.
-Perfecto. Bien, vayamos rápido. Mi gente me parece que te ha hecho llegar las órdenes.
-En efecto, así es.
-Bien, te las repetiré para que te queden bien claras. Mañana a las ocho de la tarde provocarás que miles de personas salgan a las calles protestando contra el gobierno. Habrá que usar toda la influencia posible de vuestros canales de comunicación. Medios alternativos, indymedias, foros de internet, mensajes de móviles, activismo de grupos de afinidad. Nuestros medios harán el resto para que la cobertura sea impecable. No serán capaces de aplazar las elecciones aunque tengan una jornada de reflexión con tanto follón. Solo les queda jugar la baza involucionista o hacer como si no pasara nada. Nos jugamos el todo por el todo.
-La verdad es que con lo de la guerra hemos hecho buenas migas. Pero hablemos ahora de mis honorarios -Gorka levantó la vista del diario y clavó una severa mirada a su interlocutor- Quiero inmediatamente los doce litros de calimocho prometidos.
-Garçon, más café! -el chofer del Audi bajó del vehiculo y sacó dos impecables garrafas del maletero- Aquí las tienes, como es prometido.
-Nada de Don Simón. Nada de brebaje caducado y pillado de las ferias de Torremolinos del año pasado.
-Calidad absoluta. Pégale un chanto.
Gorka abrió el grifo de una de las garrafas y se sirvió un chato. Al llevarse el minúsculo vaso a la boca y depositar el líquido en su boca, hizo un gesto de aprobación con la cabeza.
-Excelente. Este calimocho haría resucitar al mismísimo Sid Vicious.
-Bueno. Creo que va a ponerse a llover. Y yo no llevo paraguas. Así que me marcharé, no sin antes recordarte que espero que seas rápido y limpio en tu servicio. Te vigilamos, recuerda. Agur, lagun.
-Hurrengo arte, txo.
El Audi A4 se marchó. Gorka miró su reloj y pensó en que debía encaminarse a un locutorio magrebí a iniciar sus gestiones. Al día siguiente, la vieja estrategia de crear núcleos de activistas que se pasearan por las calles de las principales ciudades, provocando a su paso la incorporación de más gente, funcionó con la precisión de un reloj suizo. Gorka el domingo votó por primera vez en su vida y, por la noche, los doce litros cayeron pasto de la celebración en muy pocos minutos.

Escuchando: Baby's on fire - Venus in furs

6 comentarios

eva -

pues sí, con diferencia lo mejor es la contraseña, y como somos un país tan chapucerísimo, no te digo yo que esa no sea la contraseña habitual de nuestros ilustres servicios de inteligencia! Y, por supuesto, lo de ambientarla en Pedregalejo es el golpe de gracia!!! Me encanta la historia; debería ser verídica

Oscar -

Otro cuento, este más micro y más realista:

Socialistas se infiltran en la FAES y editan un vídeo tan odioso para cualquier español/a que desprestigia tanto al PP que le invalida para gobernar en 100 años.

Segundo microcuento (gratis):
Promesa electoral del PP para las generales del 2008: Las estatuas de Franco volverán a lucir nuestras plazas y calles.

Tercer microrrelato (este cuesta un euro):
El actor que representaba a Urdaci, viendo peligrar su puesto de trabajo, se depiló las piernas, se tiñó de rubio y se hizo llamar Julia Otero.

Hector -

Jajajajajajaj ajajajajajajja jaajaja jajajajajajja jaajajaj

Kali -

Juas, rico rico rico

dernhelm -

Jias.
Maravillosa contraseña. Este pais o te lo tomas a risa o te echas a llorar...

Oscar -

xDDDDDDDDD
El vídeo de Aznar dice lo mismo, pero en serio. Y muchos fachas, perdón, quiero decir muchos liberales proestatuas de Franco están que flipan con el vídeo.