Read between the lies
El otro día me lo dijo mi compañero de trabajo: "¿oye Toni, tú lees mucho, pero mucho, verdad?". Me quedé en silencio, durante varios segundos, calibrando lo que era para él leer mucho. Dado que el otro día me dio de los stocks una biografía del ABC de Mahoma, para posteriormente comprobar luego que se trataba en realidad del Julai Lama -lo siento, no lo soporto-, deduzco que sus baremos de lectura y cultura general son más bien, y para ser educados, discretos.
Recapitulando. Esta semana pasada me leí el de Sabino Méndez, antes de ese estaba con la Gopegui creo recordar, antes Batalla de Madrid, Cronica Sentimental de la Transición, 54, Conjura de los Necios... y joder, no me acuerdo de más. No está mal. Claro, luego es que tu amigo Alfredo, el crítico literario, se zampa 6 a la semana. Normal, te dirías, es su trabajo. Pero es que resulta, a todo esto, que si tuviese a mano las estadisticas del CIS respecto lecturas, hay un % insultante de ciudadanos españoles que leen entre uno o dos libros al año. Así que me encuentro entre los seres humanos letrados, cultivados, que utilizan su estancia en el metro para devorar páginas y páginas y no para observar los curiosos bajorelieves que las tuneladoras dejan en las paredes de los conductos subterráneos del ferrocarril suburbano. Confirmando la teoría del CIS, un síntoma de los que llegan al paroxismo: un libro de poemas cuyo título no revelaré hace de apoyo, por ejemplo, de la regleta que alimenta de fluido eléctrico todos los artefactos informáticos de mi habitación. A pesar de éste detalle de extremista, lo admitiré. Soy un auténtico analfabeto literario. Cuanto más leo, más me doy cuenta de lo increíblemente ignorante que soy y más consciente de mis insuficiencias. Cualquier estudiante de filología me apaliza, mortalmente, sin que pueda darle una réplica equiparable en Arte o otras disciplinas en las que estoy titulado o casi. Don Sergio y don Robert ya me advertían, detalle importante que me hace minusvalorar el golpe, que los habitantes de esas facultades son seres malditos por diferentes causas.
Menos mal que me quedan los más de 30 mil mp3 calentitos para consumir. Menos mal que casi nadie conoce, por decir alguno, a Esplendor Geométrico. Menos mal que el otro día, en múltiple compañía, intenté iniciar unos cánticos hooliganescos basados en un clásico del punk español, y sólo uno -made in 70's- de los 20 sabía de que grupo era el tema en cuestión. Ahí si que no me pillan.
Escuchando: Branquias bajo el agua - Derribos Arias
Recapitulando. Esta semana pasada me leí el de Sabino Méndez, antes de ese estaba con la Gopegui creo recordar, antes Batalla de Madrid, Cronica Sentimental de la Transición, 54, Conjura de los Necios... y joder, no me acuerdo de más. No está mal. Claro, luego es que tu amigo Alfredo, el crítico literario, se zampa 6 a la semana. Normal, te dirías, es su trabajo. Pero es que resulta, a todo esto, que si tuviese a mano las estadisticas del CIS respecto lecturas, hay un % insultante de ciudadanos españoles que leen entre uno o dos libros al año. Así que me encuentro entre los seres humanos letrados, cultivados, que utilizan su estancia en el metro para devorar páginas y páginas y no para observar los curiosos bajorelieves que las tuneladoras dejan en las paredes de los conductos subterráneos del ferrocarril suburbano. Confirmando la teoría del CIS, un síntoma de los que llegan al paroxismo: un libro de poemas cuyo título no revelaré hace de apoyo, por ejemplo, de la regleta que alimenta de fluido eléctrico todos los artefactos informáticos de mi habitación. A pesar de éste detalle de extremista, lo admitiré. Soy un auténtico analfabeto literario. Cuanto más leo, más me doy cuenta de lo increíblemente ignorante que soy y más consciente de mis insuficiencias. Cualquier estudiante de filología me apaliza, mortalmente, sin que pueda darle una réplica equiparable en Arte o otras disciplinas en las que estoy titulado o casi. Don Sergio y don Robert ya me advertían, detalle importante que me hace minusvalorar el golpe, que los habitantes de esas facultades son seres malditos por diferentes causas.
Menos mal que me quedan los más de 30 mil mp3 calentitos para consumir. Menos mal que casi nadie conoce, por decir alguno, a Esplendor Geométrico. Menos mal que el otro día, en múltiple compañía, intenté iniciar unos cánticos hooliganescos basados en un clásico del punk español, y sólo uno -made in 70's- de los 20 sabía de que grupo era el tema en cuestión. Ahí si que no me pillan.
Escuchando: Branquias bajo el agua - Derribos Arias
3 comentarios
Brocco -
q pedantez d comentario, mi madre...
I Fought The Law -
Aunque Skatalà tienen la de "Fent d'aquí" que no se queda corta...
canserra -