Protest song '68
He llegado a casa de noche. Mientras me peleaba con unas salchichas del país frías, de rigurosa fabricación industrial, he engullido parte del material lúdico con el que las cadenas televisivas deleitan al pueblo cada noche.Acaban de nominarlos. El jurado ha puesto en la cuerda floja a cuatro concursantes, bien prefabricados ellos, como el trozo de salchicha que estoy masticando. Unos auténticos mequetrefes que creen van a ser grandes artistas de la ya sobadísima y con olor a sobaco canción-ligera-pseudolatina-cañí. Pero el jefe de la academia salva a unos de ellos. No me sorprende ver que le toca la lotería a la, según cánones estéticos tamizados por la batidora cultural ibérica, tía maciza del grupo. Pero ¡oh! Hay otro salvoconducto: los antiguos compañeros de los seleccionados indultan a uno. El primero de ellos que ha votado, al girar la pizarra donde apunta el nombre de su elegido, la ha mostrado con el texto al revés. Desde control de programas le avisan que gire. El siguiente escribió en su tablilla el nombre de Héctor sin H. No he podido más. He sentido lástima por el analfabetismo y el más que seguro certificado de estudios primarios o FP cutre sin medios al cual todo -llámenlo El Sistema- ha empujado a esta gente. Fregué los trastos en la cocina y me sentí liberado. Oigo los anuncios, dos de los primeros dedicados a productos para la higiene bucal. Tremenda preocupación colectiva, que me recuerda que la sanidad pública de este país no me cubre ni los dos empastes que necesito, ni me arreglará los ya cinco boquetes producidos por una caries que avanza inexorable, pese a usar los milagrosos productos televisivos.
Más anuncios. Escucho dos referencias seguidas, por boca femenina, sobre aquello que Dario Fo llamaba "el pompis de atrás".¿Tiene algún remedio para subirmelo?. Corporación Dermoestética contrataca. Más preocupaciones, quizás no tan vitales como las piezas bucales que ayudan a que el gesto mecánico de los maxilares al comer sirva para algo.
Necesito evadirme de esa sobredosis de estupidez mediática. He recordado esta mañana, en el metro, como leía un mamotreto de 500 páginas llamado "Historia de la Izquierda. 1850-2000". Como toda obra de Editorial Crítica, excelente. Las imágenes flotaban en mi mente: justo estaba por aquel momento de la insurreción de mayo del 68 en París. Me regocigaba con ese pasaje en el que explicaba como los obreros de la compañía de vehículos industriales Berliet, en mplena ocupación de fábrica, cambiaban las letras del logotipo de la compañía en el frontal de las camionetas para componer la palabra "Liberté". Me ha bajado de mis ensoñaciones el titular del diario gratuito que leía el hombre que se sentaba delante mío. "La nueva constitución iraqí recortará derechos a las mujeres". Un antiguo presidente mío afirmaba que se trataba de liberarlos. Otro íntimo suyo de al lado del charco hablaba de Libertad Duradera. He recordado que las mujeres en Afganistán siguen con el burka puesto, y no he podido evitar el reflexionar sobre el tan diferente significado que tienen en dos situaciones con actores tan diferentes la palabra Libertad. Me he quedado, sin dudarlo, con aquellos trabajadores de mono azul celebrando con su trabajo aquella libertad que, mostrada con orgullo en el frontal de los camiones que fabricaban, por unos días tocaron con la punta de los dedos.
4 comentarios
Zenia -
el autor -
Zenia -
Deseo enlazar la dirección de vuestra página, ¿cuál es la dirección?, pues tengo dos posibilidades y no sé cuála es. Gracias.
Colibrí Lillith -
Sobre lo de la Libertad, también es interesante ver qué se entiende por PAZ. Hoy en día parece que todos queremos paz, y todos nos justificamos hablando de paz, sin embargo, parece que todos la concebimos de modos muy distintos: con flores, con palomas, con canciones, con pancartas, con bombas, con suicidios, con tanques, con torturas, con votos... En fin, que da un poco que pensar :)