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I Fought The Law


No, el pedazo armatoste que aparece ahí arriba no es el vehículo de ningún presidente, ni ningún miembro de la camorra. Se trata de un Cadillac Fleetwood Limusina del año 1946 cuya historia merece ser explicada, al menos por curiosa.

El armatoste en cuestión fue regalado por los EEUU a mediados de los años 40 al gobierno rumano de coalición antifascista que se creó tras la liberación por el ejército rojo, y no tardó en ser el coche particular del controvertido mandatario Nikolai Ceaucescu. Al parecer, no lo usó mucho y prefirió tirar de los Zil de fabricación soviética, imagino que no sólo por una cuestión de diplomacia entre amigos de bloque político, sino también de recambios. Eso no impidió que fuera dotado con gruesas planchas de blindaje y vidrios de dos centímetros de grosor, medidas de seguridad típicas en vehículos destinados a este uso.

Perdido durante años en algun garaje destinado a la flota oficial rumana, Ceaucescu acabó regalándolo a su amigo Santiago Carrillo, entonces dirigente del Partido Comunista de España. Al parecer, le pareció conveniente ofrecerle como obsequio un vehículo que le permitiera poder desplazarse con tranquilidad sin miedo a sufrir atentados o cualquier tipo de agresión. Sin más, el coche fue trasladado a España como importación de "tornillos", que es como se podían traer productos extranjeros y burlar algunas restricciones arancelarias.

Por lo visto, Carrillo también utilizó muy poco el coche. Él mismo afirmó que acabó desechándolo por demasiado llamativo y porque era necesario "llevar la Campsa en el maletero para poder alimentarlo", ya se sabe que los automóviles norteamericanos nunca fueron parcos en consumo. Aunque por lo visto el vehículo en sí dio algún que otro susto, como es el caso del fallo de frenos que sufrió el Cadillac cuando el secretario general y su séquito bajaban por el puerto del Escudo, procedentes de un mítin en Santander. Con seis toneladas, frenos de tambor y una caja de cambios primitiva, no se le pueden pedir peras al olmo. Aparte de ese viaje, Carrillo lo llevó con mucho gusto para recibir en el aeropuerto de Barajas a Enrico Berlinguer y a Georges Marchais, los líderes comunistas italiano y francés respectivamente.

Tras el susto y las inconveniencias, el PCE conservó el Cadillac en el garaje de su antigua sede central, la trini, ubicada en la calle Santísima Trinidad. Pasó más tiempo el Cadillac con los comunistas españoles que el mismo Carrillo. Tras dimitir por los malos resultados electorales de 1982, Carrillo intentó luchar por disputar la secretaría general a Gerardo Iglesias, a priori el que tenía que ser su discípulo, y acabó con su abandono de la organización para crear otro partido de efímera vida, el PTE-UC, que finiquitó su existencia en el 91 con el ingreso de casi toda su militancia en el PSOE. A finales de los 80, este coche y un Seat 132 destinado para uso de Pasionaria fueron vendidos a precio de chatarra a un conocido desguace madrileño, cuyo dueño intuyó de inmediato el valor del vehículo y no dudó en venderlo a un coleccionista que actualmente lo posee restaurado. El valor actual, según afirma el suplemento de motor de El Mundo, podría rondar los 150 millones de las antiguas pesetas. Pocos kilómetros, muchas vueltas por el mundo, y insignes usuarios para un Cadillac que, bien vendido, podría haber saneado algunas deudas del partido al que perteneció. Pero eran otros tiempos, y un califa cordobés que se desplazaba en vehículos mucho más modestos había asumido el cargo que antes ejerció Carrillo.

Escuchando: To hell with poverty - Gang of Four

2 comentarios

Zenia -

HOLA

¡MMMMM¡. Curiosooooo. Lo anotaré en el listado de curiosidades.

Dernhelm -

Me encanta el post, lo sabes, pero no puedo evitar comparar-lo con los Lost and Found del Canal de Historia. eso si, en verion interesante.
1 besazo