Por fin está en la calle, aunque poca gente lo sepa y poco lo hayan difundido desde el mundo mediático. Quizás el delito que cometió fue el de tener raíces árabes y llamarse Osama -aunque comparta el apellido Tatou con esa actriz francesa de penetrante mirada-, además de militar en un colectivo de la izquierda radical, tener fama muy reconocida por su labor como monitor de esplai y dedicarse casi por completo a organizar actividades para niños en los barrios. Lo detuvieron, le registraron la casa, le dieron un billete gratuito a Madrid y lo alojaron también por el mismo precio durante varios días incomunicado en algún sucio calabozo de la capital del Reino. Ley antiterrorista lo llaman. Como es lógico dadas las credenciales que he mencionado antes, ha sido soltado sin cargos. Me gustaría saber quién le va a devolver los días que ha sido secuestrado, quién va a compensar el shock provocado a familia, amigos, y a él mismo. Me gustaría saber porqué se detiene arbitrariamente y sin pruebas. Me gustaría saber cuando van a pagar los responsables por semejante abuso de poder.
Rafael Vera, antiguo secretario de Interior del PSOE en la época de Felipe González, ya lo dijo en su día con mucha tranquilidad: las democracias occidentales tienen su parte irregular y son como las ciudades: bellas por fuera, pero con sus cloacas llenas de detritos y mierda por el subsuelo. Lo cito no sólo por lo curioso de tanta honestidad y reconocimiento de su labor propia como condenado por desvío de fondos reservados hacia la financiación de la guerra sucia, sino porque esos argumentos son los que camuflan casos como los de Osama y los relegan a simples imperfecciones del mismo sistema, por lo tanto asumibles. Espero que les tiemble al menos la conciencia durante un microsegundo cuando quieran dar lecciones de derechos humanos extramuros.
3 comentarios
marta -
Dayana Litz -
este tema es bien complejo, ha perdurado en la historia y no tiene fronteras.
brocco -