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I Fought The Law

The boys are back in town

El autor de estas líneas ha tenido una tentación. Tras visionar en repetidas ocasiones el bochornoso anuncio de Renault, ha deducido que al ser mi progenitor el feliz propietario de un Audi A4, vivo bien, y cualquier atisbo de critica social debe ser aparcado, y por tanto este blog clausurado.
Y es que ya se sabe, los poseedores de Audis A4, aunque sean de segunda mano y de 1997, no pagan impuesto de circulación, ni gasolina, ni reparaciones, ni peajes, ni averías; y les hace ser inmediatos beneficiarios de varios miles de acres de ricas tierras, un par de complejos industriales, un harén, un carnet de Fuerza Nueva, y dos chalets en Marbella.
Como ya escupí mi rabia contra los señores de la Regie francesa -ahora mismo debo recordar que sus revoltosos obreros, en mayo de 1968, debía poseer cada uno al menos un Renault 8- me dedicaré a otros asuntos más mundanos y personales. De tanto hacer lo que reza este blog, uno incubará un día de estos una úlcera.

Ya hace 10 años, un muy joven DBT le dio por empuñar un bajo. Fundó su primer grupo con unos cuantos colgados de su instituto. El nombre era muy explicito: Get Fucked . Es decir: que te jodan. En el primer ensayo, que se realizó en un local financiado con el esfuerzo colectivo cuadrilla de colegas, se contó con una guitarra española y un bajo. Sin amplificador. Deseaban emular a sus ídolos del punk melódico norteamericano, gente como Bad Religion, NOFX o Pennywise. La realidad era más cruda y nunca pasaron de ser una especie de Eskorbuto a lo anglosajón.
Diez años después, y como colofón a su 27 aniversario, DBT empuña de nuevo su bajo. No es que lo hubiese dejado durante mucho tiempo, pero ahora vuelve con más ganas que nunca. Nunca fue famoso, no se labró ni miles de fans, ni ganó dinero, ni obtuvo un número de satisfacciones equiparables a los disgustos sufridos en una década de música. Al final le ha vencido la pasión que ha llevado siempre. Otros acabaron vendiendo enciclopedias y metidos en una supuesta vida acomodada. Él, por contra, sigue fiel a lo que creyó. Todos mi apoyo a un colega que nunca abandonó. Yo jamás tuve paciencia para poner mis cinco dedos sobre el mástil de una guitarra. Pocos lectores lo conocerán, pero es igual. Ánimo, y a por el bolo de noviembre.

Escuchando: Françoise - Wemean

1 comentario

Zenia -

SALUDOS DESDE CUBA.

Como siempre muy pero muy detallada esta crónica.